El Bambú Japonés
- silkehorn
- 10 jun 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 12 jun 2024
A mí me resultó algo difícil de creer por lo que, investigando un poco, efectivamente sí, el bambú japonés tarda siete largos años en brotar sobre la superficie de la tierra una vez cultivada la semilla. Durante ese tiempo se lo debe regar, fertilizar y cuidar para que pasados esos años se muestre finalmente ante nuestros ojos. Llega a crecer hasta treinta metros en solo seis semanas.

No he incluido en mi lista de objetivos de vida plantar esta especie de Bambú, por lo pronto me propongo meditar a diario sobre las enseñanzas que se encuentran plasmadas en este proceso. El Bambú tarda ese tiempo en brotar debido a que bajo la tierra se está afianzando a través de fuertes y robustas raíces que le permitan sostenerse para cuando llegue el momento de brillar ante nuestros ojos. Lo hace pacientemente, sin reproches, porque el Bambú sabe que todo toma su tiempo y que todo será cuando debe ser y como debe ser. El Bambú, comprende que toda su espera y trabajo merecerá la pena, pero no se enfoca solo en el maravilloso futuro que le aguarda, si no que disfruta de su viaje, haciéndose más afanoso cada día.
El Bambú acepta que cada especie tiene tiempos diferentes y que cada uno de ellos es especial y extraordinario a su modo, se mantiene auténtico sin gastar sus energías en imitar a los demás, o a querer ser mejor que los demás arbustos. Incluso muchas personas pasan sobre él sin siquiera percatarse que él está allí, pero él no se rinde. Sabe que no puede agradar a todos, pero se esfuerza a diario por ser su mejor versión y agradarse a sí mismo. Él sabe que, llegado su momento, brillará tanto que solo dispersará alegría y por sobre todo se sentirá tan pleno, que comprenderá que todo por lo que ha pasado debió haber ocurrido para que hoy sea tan majestuoso como se lo ve.
Me gusta imaginar que soy un Bambú Japonés, o más que bien que soy un conjunto de estos árboles. Algunos de ellos ya han brotado y crecido, y otros siguen formando raíces. Los que ya han brotado y crecido siguen trabajando en mantenerse firmes y superar cada tormenta que se presente, a veces se tuercen, pero se vuelven a levantar aún más fuertes. Los que siguen formando siguen raíces, son un poco más vulnerables, porque deben practicar cada día la paciencia, pero lo están logrando.
Deseo puedas adaptar a tu vida este escrito y puedas reflexionar sobre ello.
Con Amor.
Silke
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