Escalera mecánica
- silkehorn
- 20 jul 2024
- 3 Min. de lectura
Recientemente nos honraron con su presencia dos niñas provenientes de uno de los pueblos más lindos del interior del país. Para agasajarlas, las invitamos con mi familia a que nos acompañen a conocer nuestra ciudad. Algo mínimo y habitual para nosotros fue una experiencia mágica e inolvidable para las maravillosas personitas que formaron parte. Pero no solo para ellas, sino también, y más importante, para nosotros como familia.
Poderosas sensaciones gratificantes se calan en nuestro ser, cuando nos damos cuenta de la importancia de "dar" y lo ponemos en práctica. Y no me refiero necesariamente a dar en términos económicos, sino más bien a la actitud con la cual se realizan las acciones. Un trato amable, respetuoso y empático, no nos cuesta nada más que la voluntad de hacerlo, pero cuanto bien genera.
Para desplazarnos de un piso a otro, en el lugar al cual habíamos ido, se encontraban las correspondientes escaleras mecánicas, artefacto desconocido para nuestras visitantes, y como me lo esperé la primera experiencia de subir les generó algo de temor y consternación. Días después, escuché como la niña más pequeña contaba su anécdota, mencionando que era la primera vez que se subía a una escalera mecánica y que había sentido miedo. Otros niños que eran sus espectadores se mostraron un tanto sorprendidos por sus declaraciones, se oyeron algunas risas, y expresiones de extrañeza. De pronto una tierna intervención se oyó de entre toda la conversación, la voz de mi hijo diciéndole "no te preocupes, yo también sentí miedo la primera vez que me subí".
Oír aquello había sido el pago perfecto a todo lo que habíamos hecho los días anteriores por las niñas, y quedamos incluso en deuda. Con sólo cinco años, nuestro hijo estaba empezando a comprender el verdadero significado de la empatía, qué más podíamos pedir. Nos recordó que cada uno de los seres humanos, venimos del mismo lugar y retornaremos de igual forma, sin nada material. La única diferencia es que dejaremos un legado en la tierra, y es de nuestra absoluta responsabilidad, como nos gustaría que nos recuerden. Y es responsabilidad de nosotros, los padres, marcar el camino de nuestros hijos con buenas acciones para que sean personas que el mundo recuerde con amor.
Las escaleras mecánicas tienen para mi ahora otro sentido. Son muy similares al proceso de alcanzar las metas en nuestra vida, cuando te subes por primera vez probablemente no pises en el lugar correcto, te hará vacilar y deberás bajar de nuevo para volver a subir y tratar de equilibrarte en el camino. Muchas veces, cuando estás próximo a la meta, te sentirás muy confiado, la escalera llegará a su fin, pero como estabas distraído pensando en lo que harás al tocar la cima, sufrirás un pequeño tropezón y volverás a desequilibrarte. Habrá días en que tiraras la toalla y tomarás el atajo más rápido, una escalera mecánica en bajada, y lo harás una y mil veces, subirás y bajarás impensadas ocasiones. Sin embargo, cuando al fin te des cuenta de que lo más importante es el viaje, sabrás apreciar aquello que pasó tantas veces ante sus ojos, pero sin percibirlo. Y para mayor disfrute, no te canses de dar sin esperar nada cambio, y es que ni siquiera hace falta que esperes, el universo te dará todo aquello que pidas cuando aprendas a pisar los escalones correctos de la escalera mecánica de tu vida.
Con amor.
Silke
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