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Misofonía

  • Foto del escritor: silkehorn
    silkehorn
  • 23 jun 2024
  • 4 Min. de lectura

La llamada Misofonía, según fuentes consultadas, se trata de un trastorno neurológico en donde el que la padece experimenta intolerancia a ruidos cotidianos, generándole conductas agresivas y ansiedad. Es decir, sonidos de personas hablando, comiendo, haciendo ruidos con la boca, entre otras situaciones que normalmente pasan desapercibidas.

No soy médico, ni de ninguna rama similar, por lo que no deseo ahondar mucho sobre este tema, sin embargo, me hizo reflexionar sobre si existirá algún término o condición que haga alusión a la incapacidad que tenemos de escuchar nuestra propia voz interior, esa que solo oímos cuando estamos en un estado de relajación profunda. Se me ocurrió llamarla “MISOFONÍA DEL SILENCIO"

 

Vivimos inmersos en un ir y venir cotidiano. Cada día, incluso antes de levantarnos de la cama, ya estamos repasando las tareas que debemos realizar durante la jornada. Y a partir de allí, lo hacemos todo de forma automática, los quehaceres del hogar, el trabajo, los hijos, la pareja, el contacto con la familia y amistades. Llega la noche, y buscamos refugio entre nuestras sábanas debido a que tuvimos un día muy agitado, para algunos muy productivo, para otros frustrante, para unos pocos un día muy feliz. Sin embargo, en algún momento, en medio de todas esas actividades que hemos realizado ¿nos detuvimos a darle un pequeño respiro a nuestra mente? Generalmente no.

 

Lo que a menudo ocurre, es cuando llega ese momento que según nuestra apreciación es de tranquilidad, acudimos a la tecnología o a cualquier otra distracción, porque somos intolerantes para escuchar el sonido del silencio y la calma. El silencio es fuente de tranquilidad y sabiduría. Es ese “nada” que puede darnos “todo”. Nos da calma y equilibrio espiritual, pero le tememos quizá porque esas voces internas, nos dicen cosas que muchas veces no queremos escuchar, y eso nos genera ansiedad.

 

Generalmente, las que somos madres, decimos que por la tarea que conlleva una maternidad responsable, no nos queda tiempo para ocuparnos de nosotras mismas, sin embargo, necesitamos de ese momento porque el precio que podemos pagar por no hacerlo puede ser muy caro. Como mamá con cierto nivel de ansiedad, una de las cosas que más me ha costado y me sigue costando, es tener ese momento de calma para mí. Siempre he estado tratando de cumplir infinidad de tareas a la vez, haciéndome sentir que podía con todo, y me sentía culpable y frustrada al no poder lograr todo lo que me había propuesto en el día, entonces al día siguiente, me levantaba aún más temprano, sacrificaba horas de juego con mi familia, para hacer lo que, según yo, era importante. El resultado, mis hijos solo veían a una madre que para ellos corría de un lado a otro, haciendo cosas que ellos ni siquiera comprendían y que para ellos no eran significativas, pero recordaban que mamá había dicho que “no” cuando solicitaron ayuda para “armar unos bloques” y acto seguido, escuché las palabras que más tristeza me generaron “mami, siempre andas muy acelerada”.

 

Y tuve que desacelerar, situar el freno de mano bien puesto y ocuparme de lo que realmente era transcendental, y no me refiero a mi familia, si no a mí misma. Ocuparme de escuchar el sonido del silencio, y a partir de allí poder tomar las decisiones más acertadas para tener un día productivo sin descuidar a los que amo. Porque comprendí, que, si mamá está bien, toda familia estará bien.

 

En internet circulan infinidad de retos, te comparto algunos que he aplicado y que los utilizo periódicamente. Cuesta, muchísimo. Pero con algo de constancia y predisposición en poco tiempo obtendrás buenos resultados. No te pido que los hagas cuando tus hijos estén dando vueltas por la casa, encuentra un momento, pide ayuda y hazte ese favor:


  • Cinco minutos de respiración: Utiliza el temporizador de tu móvil para respirar profundamente por cinco minutos. Trata de concentrarte solo en tu respiración, si te distraes, vuelve a ella y continua.

  • Tres cosas que debo hacer: Si me dan rienda suelta, anotaré una agenda llena de actividades que deseo hacer durante el día, sin embargo, esto no es realista. Anota tres de ellas y enfócate en cumplir esas.

  • Escuchar tu propia voz: Una grabación corta, con tu propia voz, con pensamientos positivos sobre ti mismo, para poder escucharla antes de dormir cuando ya estes completamente preparado para que el sueño llegue a ti.

  • Aprovechar la ducha: Aprovecho la hora de ducharme para escuchar charlas motivacionales que me ayuden a seguir creciendo en salud mental.

  • Sonidos desapercibidos: cinco minutos en un lugar silencioso y tratar de escuchar los sonidos que generalmente pasan desapercibidos, el cantar de los pájaros, electrodomésticos, voces o ruidos lejanos.

  • Imágenes desapercibidas: Siéntate en un lugar común y observa por cinco minutos aquellas imágenes que suelen pasar inadvertidas o son comunes a tus ojos y trata de ver más allá de ellas.

 

El silencio es mágico y darte ese premio te ayudará a hacer frente a las situaciones más complejas de tu vida.

 

Con amor.

 

Silke

 
 
 

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