Casa Rodante
- silkehorn
- 7 ago 2024
- 2 Min. de lectura
Desde unos meses, mi hijo de cinco años se ha sentido muy entusiasmado con las casas rodantes. Pregunta, investiga y planifica majestuosos viajes alrededor del mundo en su vehículo. Está aprendiendo la primera regla: soñar sin límites. Sin embargo, sus padres le explicamos que para alcanzar los sueños se requiere de esfuerzo y dedicación. Pero él no se desanima; está convencido de que algún día lo logrará.

Hace unos días, se dio cuenta de que el tiempo pasaba y aún no tenía su casa rodante. Para un niño, seis meses o un año pueden parecer una eternidad, así que nos presentó una posible solución: "¿Podrían papá y tú trabajar más duro para poder comprar nuestra casa rodante?" Una leve sonrisa se dibujó en mi rostro; cuánta inocencia y perspicacia en una sola frase.
En lugar de señalar lo ostentoso de ese sueño (porque nuestro hijo sueña en grande y, como él mismo dice, quiere una "casa rodante grande y lujosa"), me limité a proponerle una solución a su petición.
Le expliqué que su sueño era perfectamente posible, pero que con nuestros trabajos actuales no sería suficiente. Para lograrlo, tendríamos que buscar un trabajo adicional, lo que podría significar pasar menos tiempo en familia y quizás tener que confiar el cuidado de los niños a otra persona que nos ayude mientras no estemos. Sin embargo, esto podría ayudarnos a reunir el dinero un poco más rápido.
Al oír esto, se quedó en silencio, y por la expresión de su rostro supe que había tomado una decisión: la casa rodante podía esperar. Sentí un gran orgullo por mi pequeño, ya que se estaba dando cuenta de que, por encima de las cosas materiales, lo más importante es la familia. Esa familia que estamos formando los cuatro, paso a paso.
Ahora jugamos a imaginar que nuestro hogar es una casa rodante y viajamos por todo el mundo en busca de aventuras. Nuestros hijos necesitan momentos significativos. Intentar llenar vacíos a través de objetos materiales nunca será suficiente y, a la larga, puede ser contraproducente. Entiendo que, con las innumerables actividades diarias, a veces es difícil estar siempre presentes, pero lo importante es que los momentos que pasemos con ellos sean de calidad. Nuestros hijos nos necesitan presentes desde que nacen, mientras crecen, y aun cuando sientan que ya son adultos, volverán a nosotros incontables veces. Recordarán lo maravilloso que fue salir en busca de aventuras entre nuestros brazos en su casa rodante imaginaria. Y ese será el momento en que te darás cuenta de que lo has hecho bien.
Con amor.
Silke
Commentaires