Cómo una ventana rota cambió mi mirada
- silkehorn

- 24 nov
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Hace unos meses, uno de los vidrios de la ventana de mi cocina se rompió y cayó. Como era una situación “no urgente” y en ese momento nuestra economía demandaba priorizar otros gastos y no representaba peligro para nadie, la dejamos así.
Sin embargo, esa ventana rota se volvió mi ancla en los días difíciles. En mis momentos de vulnerabilidad, cuando la situación financiera parecía estrecharse más y más, me descubrí varias veces diciendo: “Ni siquiera puedo mandar arreglar mi ventana.”
Mi esposo, con la serenidad que lo caracteriza y que muchas veces me desconcierta, sonreía. Y me decía: "Lo bueno de la ventana rota es que ahora tenemos más ventilación e iluminación natural."
En ese momento lo tomé a mal. Yo no veía la luz ni las oportunidades, veía solo la carencia y los problemas. Cada vez que algo me frustraba, descargaba en esa pobre ventana: la culpable oficial de mis problemas internos.
Ya en la recta final de este año, la vida nos sorprendió con un desafío aún mayor, uno que superaba todo lo anterior, emocional y financieramente. Y ahí comprendí algo: tantas veces me quejé de mi ventana rota, sin saber que la vida me estaba preparando para aprender una lección más profunda.
Hoy he decidido dejar la ventana rota un tiempo más. Ya no la miro como símbolo de carencia, sino como recordatorio. Ella me muestra que muchos de mis días de preocupación fueron inútiles; que a menudo sufrimos más por aquello que imaginamos que por lo que realmente ocurre. Me recuerda que lo único que verdaderamente está bajo nuestro control es lo que habita en nuestra mente y en nuestro corazón.
Ahora, cuando la miro, la ventana rota me habla de luz: la luz que siempre estuvo ahí afuera esperando que la veamos, el camino iluminado que estaba presente aun cuando mi mirada se nublaba en preocupaciones.
Hoy ya no me quejo. Hoy agradezco. Porque aprendí que la vida es eso: subir y caer, sonreír y llorar, avanzar y tambalear, pero siempre con los ojos abiertos para reconocer la luz, incluso cuando entra por una ventana rota.
Con amor.
Silke



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