Dejar de pelear conmigo
- silkehorn
- 21 jul
- 2 Min. de lectura

Hoy alguien me compartió esta frase de Buda: “Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos". Y no pude evitar sentir que esa frase hablaba de mí. De la versión de mí que, durante años, fue arrastrada por sus pensamientos como si fueran olas imposibles de detener.
Yo sé lo que es dejarse dominar por la mente. Lo viví. Lo vivo. He despertado en medio de la madrugada con el pecho apretado, con la mente repasando una y otra vez situaciones que ni siquiera estaban ocurriendo en ese momento. Me encontré atrapada en futuros imaginados o pasados que no podía cambiar. Y muchas veces esos pensamientos me llevaron a un estado de ansiedad doloroso, difícil de explicar y aún más difícil de calmar.
Pero con el tiempo, y mucho trabajo interno, aprendí algo fundamental: No puedo controlar todo lo que pienso, pero sí puedo elegir no darles tanto poder a esos pensamientos.
Hoy en día me sigue pasando. Me sigo despertando con la mente inquieta. Pero hay algo distinto: ahora tengo herramientas. Ahora me tengo a mí. Me recuerdo, a veces en voz alta, que lo único que realmente importa es el ahora. Que todo lo demás, por más real que se sienta, está ocurriendo solo en mi cabeza.
Y entonces, cuando puedo, elijo pensamientos más amables. Pensamientos que me cuiden. Que me abracen. Porque ya bastante duro fue vivir tantos años siendo mi peor enemiga. Hoy estoy aprendiendo a ser mi mejor compañía.
No tengo todas las respuestas. Pero sí tengo esta certeza: vivir en el presente no resuelve todo, pero calma mucho. Y esa calma, cuando llega, vale más que mil certezas.
Comentarios