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El mejor regalo: Nuestro tiempo

  • Foto del escritor: silkehorn
    silkehorn
  • 16 oct 2024
  • 2 Min. de lectura


Mis escritos están inspirados en vivencias propias, pero también en las experiencias y enseñanzas de las personas que me rodean. A lo largo de mi vida, muchas personas han formado parte de mi camino; algunas de ellas, aunque hoy estén más distantes, siempre ocuparán un lugar especial en mi corazón, a pesar de la distancia que nos pueda separar. Otras, sin embargo, han llegado recientemente a mi vida, pero son un verdadero bálsamo para el alma, y agradezco infinitamente al universo por haber cruzado nuestros destinos.


Esta reflexión surgió de una conversación con una amiga, madre de familia y una gran persona. Ella me comentó que le encanta dar regalos materiales a sus hijos, sobrinos y a todos los que la rodean. Sin embargo, se dio cuenta de algo importante: la nueva generación, que tiene acceso a muchas más cosas materiales de las que nosotros tuvimos, a menudo resulta difícil de complacer. Pero, a pesar de contar con tanto, carece de lo más valioso: los momentos y experiencias. Ella es plenamente consciente de que lo más importante es "regalar experiencias". De esas, que perdurarán en algún lugar de la mente y el corazón, hasta la eternidad.


Esto me tocó profundamente, y es que en demasiadas ocasiones cometemos el error de intentar cubrir nuestra ausencia, ya sea por decisión propia o por obligación, con objetos materiales. Creemos que, cada Día del Niño, Navidad o cumpleaños, nuestros hijos merecen el mejor regalo, uno que puedan presumir ante sus amigos, y que los adultos podamos mostrar en redes sociales. Pero, al final, nos encuentran ausentes.


Nuestros hijos no necesitan salir a comer al mejor restaurante; un helado sentados en un parque es suficiente para ellos. No necesitan el juguete más ostentoso si no podemos sentarnos a jugar con ellos. No necesitan el viaje de sus sueños a un lugar paradisíaco, cuando el único momento en que los miramos fijamente es para pedirles que sonrían para una foto.


Como padres, necesitamos despertar y darnos cuenta de que lo más importante son los momentos y experiencias que vivimos con nuestros hijos. Estar presentes para ellos en sus días buenos y no tan buenos, en los días de salud y en aquellas noches en las que no podemos dormir porque la temperatura de su cuerpo se niega a bajar.

No estoy en contra de comprar obsequios, juguetes o cualquier cosa que deseemos; eso forma parte de la felicidad de los niños. Pero ellos deben saber (y nosotros también) que esto no es lo que perdura. De nada sirve un montón de regalos bajo el árbol navideño si la cena nos encuentra a cada uno mirando un móvil, discutiendo, o simplemente, viviendo en modo automático.


La vida pasa tan rápido. Miro a mis hijos y, de pronto, ya no son esos pequeños de cuna que aún recuerdo con tanto anhelo; están creciendo a pasos agigantados. Y en cada instante que pasa, nos necesitan a su lado, porque somos su refugio, su lugar seguro. Cometemos errores, como todos, pero cada día es una nueva oportunidad para hacerlo mejor. El legado de amor que dejaremos en ellos será mucho más valioso que cualquier objeto material que puedan obtener en el futuro.


Sin duda, el mejor regalo, es nuestro tiempo.


Con amor.


Silke

 
 
 

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