El presente, nuestro verdadero hogar.

Hay una estrofa de una canción de Gran Puma Rodríguez que siempre me conmueve profundamente: "Ahora del presente, soy eterno residente. Sigo siendo el mismo, pero vivo diferente."

Qué grato se siente comprender, en lo más hondo del corazón, la importancia de vivir en el ahora. Saber que el pasado ya quedó atrás, que debemos abrazarlo con amor y agradecimiento, porque tanto las alegrías como los pesares nos han moldeado para ser quienes somos hoy. Saber también que el futuro es un horizonte incierto, y que imaginarlo no debe ser una carga, sino una inspiración. Pero el presente… el presente es nuestro verdadero paraíso. Está aquí, frente a nosotros, esperando ser vivido en cada minuto y cada segundo, ya sea en los días luminosos o en aquellos más nublados.

Cuando comencé a escribir este blog, lo hice con la firme decisión de salir de un estado de ansiedad constante que, como una sombra persistente, iba consumiendo mi salud mental y física. Pero no era solo mi propio bienestar el que estaba en juego: ese estado estaba afectando también a quienes más amo, mi familia. Fue entonces cuando entendí algo esencial: el cambio debía empezar desde mi interior. Nada externo era el culpable, todo estaba en mis manos. Esa revelación fue el punto de partida.

Hoy, después de estados constantes de ansiedad, pánico y todo lo que aquello conlleva y que marcó mi vida, puedo decir que he aprendido tanto. Aprendí que muchas de las cosas que nos preocupan nunca llegan a suceder. Y que, incluso cuando enfrentamos lo inesperado, las piezas de la vida tienden a acomodarse, si tenemos la disposición de verlas con esperanza. Aún me queda mucho por aprender; esto es un trabajo diario, un ejercicio constante de fe en mí misma. Pero hoy, al acercarnos al cierre de este año, siento una profunda gratitud: gratitud hacia mí, por haberme atrevido a dar ese gran paso hacia el cambio; gratitud por la oportunidad de mejorar mi vida y la de las personas que amo.

Sigo anticipándome a muchas cosas, porque quizá eso forma parte de mi esencia. Pero he aprendido a dar prioridad al presente, a lo que realmente importa: mi familia. Mi esposo, mis dos maravillosos hijos varones, y esta pequeña vida que llevo dentro, que pronto llegará para pintar mi mundo de rosa y llenar de nuevas emociones este viaje que es la vida.

Gracias, 2024, por todo lo que trajiste y todo lo que dejaste.