top of page
Buscar

Halago al jardinero

  • Foto del escritor: silkehorn
    silkehorn
  • 19 sept 2024
  • 2 Min. de lectura


Este escrito está inspirado en un encuentro inesperado entre un jardinero y un hombre elegantemente vestido para la oficina. El jardinero trabajaba con dedicación, limpiando minuciosamente un hermoso césped. El hombre que pasaba por el lugar, siendo un completo desconocido, le ofreció un cálido saludo de buenos días, acompañado de un elogio: "El pasto está quedando impecable". El jardinero, sorprendido y emocionado por el halago, no dejaba de agradecer las amables palabras del hombre elegante.


Cada persona que encontramos a lo largo del día lleva consigo una historia, una lucha interna que la mayoría de las veces no podemos ver. Vivimos en un mundo donde la rapidez y el estrés nos domina, y solemos olvidar el valor de un gesto amable, un saludo cordial o unas simples palabras de reconocimiento o agradecimiento. El impacto significativo que puede tener este tipo de comportamiento en los demás es impensable. Brindar un buen trato parece algo simple y no cuesta nada, pero tiene un valor inmenso. Puede convertirse en el rayo de luz que necesitaba esa persona para seguir adelante, para sentirse visto y apreciado.


Es importante reflexionar y tomar conciencia de que todos, en algún momento de nuestras vidas, fuimos por ejemplo como ese joven en su primer día de trabajo, abrumado por la larga fila de clientes que esperan para pagar sus compras en un centro comercial. En esa fila se encontrará con una diversidad de personas, muchas de ellas atrapadas en la prisa y el estrés del día a día, quienes, a pesar de haber estado en la misma situación tiempo atrás, lo miran con impaciencia o indiferencia.


Sin embargo, también habrá en esa fila seres de luz, personas que, al ver al joven en medio de una crisis de pánico, se acercarán con un saludo cordial o una sonrisa amable. Esas pequeñas muestras de empatía tienen el poder de cambiar su jornada, brindándole ánimo para continuar aprendiendo y mejorando.


Elijamos ser parte de ese segundo grupo de personas, las que ofrecen amabilidad en lugar de juicio. El mundo sería un lugar muchísimo mejor si todos aprendiéramos a tratar a los demás con respeto y cortesía. Recuerda siempre que cada palabra que dices puede ser la causa de malestar para alguien, o puede renovar sus energías y darle un impulso positivo. La decisión está en nuestras manos.


Silke


 
 
 

Comments


bottom of page