Las piedritas de Oma
- silkehorn
- 3 jun 2024
- 4 Min. de lectura
De pequeña solía acompañar a mi madre a su lugar de trabajo. Para ello nos trasladábamos en autobús unas dos horas de viaje. Ese largo trayecto me generaba mucho malestar, tal es así que cuando bajábamos del autobús, vomitaba. Lo hice tantas veces que mi mente se fue acostumbrando a que en cada viaje eso ocurriría. Fui relacionando el viaje con el malestar y mi mente muy obediente me hacía pasar exactamente lo que yo sin darme cuenta le estaba ordenando. Me habían recetado unas pastillas para paliar el malestar, pero nada funcionaba.
En algún momento llegó del interior del país a visitarnos mi Oma (abuela en alemán). Oma Alma tenía una personalidad firme y un tanto dura, pero cuando conversaba con sus nietos mantenía siempre un toque de picardía con sabiduría, de las que solo los abuelos conocen. Cuando se dió por enterada de lo que me estaba ocurriendo me recomendó tomar unas piedritas del jardín y presionarlas con fuerza mientras duraba mi viaje. Accedí sin comprender muy bien lo que me estaba aconsejando, y a decir verdad no le puse el empeño suficiente para lograr los resultados positivos que esto me generaría.
Recién cuando me convertí en adulta logre descifrar su consejo. Las piedritas eran un anclaje, es decir, el objetivo era concentrar la atención en la presión que generaban las piedritas y no en el malestar. Los anclajes me acompañaron desde hace tiempo y los sigo teniendo muy presentes para hacer frente a situaciones de estrés o ansiedad. Los anclajes que me he pautado funcionan para mí, no tengo ninguna base científica para lo que expongo, pero aprendí a conocerme y a través de varias pruebas de ensayo y error fui desechando algunas y adueñandome de otras.
La práctica de la relajación y meditación es algo tan importante y efectivo pero por una extraña razón cuesta en demasía ser constantes. Estimo que como estamos acostumbrados a tener todo lo que deseamos a un clic de distancia, creemos que el cambio se dará de un día para otro. Me costó bastante entender que esto no es así y que llegar a un objetivo conlleva una practica diaria que a veces tiene altibajos, y esto necesariamente tiene que ocurrir de esa manera porque antes de estar mejor siempre habrá un periodo de oscuridad del cual a veces parece que no podremos salir, pero finalmente vemos esa luz brillante al final del camino que nos invita a seguir disfrutando de la vida.
Gran parte de mi vida cuando pasaba por episodios de estrés y ansiedad, el primer estímulo era el de huir, y posterior a ello reprocharme durante todo el día lo que me había ocurrido, preguntándome una y otra vez el por qué de esta situación, sentía que yo era la única en el mundo que estaba pasando por eso. Hoy en día estoy aprendiendo a aceptar aquello que me está pasando, lo recibo con amor y como algo necesario para estar mejor, lo bendigo y lo dejo fluir. A partir de allí entran a jugar mis anclajes, algunos de mis favoritos son escuchar sonidos de relajación mientras trabajo, como trabajo desde mi hogar me tomo un tiempito para correr algunas vueltas por la casa, no importa que sean 5 o 10 minutos, pero a esa corrida le agrego un valor adicional, sonrío. Sí, me obligo a sonreír por esos 5 o 10 minutos, y finalmente termino riendo verdaderamente. Reír es medicina para el cuerpo y para el alma, deberíamos ponernos como objetivo reír absolutamente todos los días.
Pero mi anclaje favorito es el siguiente: mi familia. Después de una larga lucha por hacerme entender a mi misma que el trabajo puede esperar, que la casa se puede limpiar en otro momento y que a la cocina no le molesta en absoluto tener algunos platos sucios en su interior, compendi que mis hijos no recordarán si les puse o no ropa bien planchada, recordarán las sensaciones generadas cuando nos hacíamos cosquillas mientras nos vestiamos.
Los días en los que no me encuentro bien, acudo a ellos, mi familia, mi ancla, mi lugar ideal en el universo. Y aunque muchas veces necesito y es justo un tiempo para mí, siempre vuelvo a ellos amándolos más.
Respiro, sonrío y sigo. Y de vez en cuando tomo entre mis manos algunas piedritas que me llevan a viajar por lugares impensados.
Mi consejo, elige tus anclas para los momentos en que no te encuentres bien, leer algún buen libro, escribir (escribir lo que te pasa parece absurdo, pero es muy efectivo), ponte metas diarias cortas, con sinceridad, sin hacer una larga lista que sabes que no cumplirás, pero también anticipate, practica ejercicios de respiración diaria, ten momentos para conectar contigo mismo, todo esto te prepara sin darte cuenta para afrontar con mayor firmeza la dura batalla contra la Ansiedad.
Por último, no me considero una madre perfecta, me queda muchísimo camino por recorrer y tengo que seguir trabajando mucho en controlar mis pensamientos, pero cada día que pasa siento que para mi familia, soy la mamá ideal así como tu también eres la mamá más maravillosa para tus hijos y con eso es suficiente.
Con amor.
Silke
Comments