Me dijo "Feo"
- silkehorn
- 9 jul 2024
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Recientemente se nos presentó un suceso con mi hijo mayor, se había quejado de que una niña de su entorno lo había llamado "Feo". No me incomodó el hecho en sí porque soy consciente de que muchas veces es un juego de niños y que son situaciones que ocurren a menudo y seguirán ocurriendo. Pero tampoco lo pasamos por alto. En una época en que la salud mental es tan vulnerable y está tan comprometida, necesitamos estar atentos a las señales de alarma que puedan estar mostrándonos nuestros hijos. No me refiero a que la solución a la problemática sea encarar a la persona que la produjo, sino más bien que el afectado tenga todas las herramientas para hacerse cargo de la situación con sabiduría y no dejarse amedrentar por aquello que puedan opinar los demás. No se trata de egoísmo, se trata de saber el valor de uno mismo.
Pero lo que más me afectó de este pequeño episodio es la reacción que tuvo mi niño. Se quedó gran parte del día pensando en la escena y su rostro demostraba que eso le había generado dolor. Rápidamente me hizo revivir momentos de mi infancia y adolescencia, épocas en las que me sentía muy frustrada por mi bajo peso, lo cual me llevó a ser una persona insegura gran parte de mi vida y muy dependiente de lo que opinaban los demás sobre mí.
Uno de mis mayores temores es que mis hijos hereden de alguna u otra forma esa parte de mi carácter. Por ello que es de absoluta importancia enseñarles y hacerles ver a los niños los valiosos que son, y eso lo deben escuchar de boca de mamá y papá, porque como oí alguna vez en una grandiosa charla "si tú no le dices a tus hijos cuánto valen, alguien más lo hará" y ese alguien tal vez no les diga a tus hijos lo que realmente deben escuchar.
Nuestros hijos son la extensión de nuestras vidas por lo que es nuestra entera responsabilidad enseñarles cómo afrontar la vida, y por sobre todo y mucho más importante, cómo disfrutarla.
Nuestros hijos deben comprender que cada persona es especial a su modo, que no está permitido diferenciar de forma despectiva a nadie y que cuando llegue el momento (porque llegará incontables veces) de que alguien más trate de herir sus sentimientos, consciente o inconscientemente, sepan que el problema está en la persona que está transmitiendo ese mensaje, no en el que lo recibe.
Y todo esto se forja desde la primera infancia. Según estudios los primeros siete años de vida de los niños son cruciales para el aprendizaje de estos. Particularmente creo que, con el avance de la tecnología y sus efectos negativos, esto se reduce a unos cinco. Sean siete o cinco años, tenemos poco tiempo, muy poco tiempo y tanto que hacer.
Una vez, una amiga y madre a la que admiro en demasía me dijo "la maternidad es recordarle todos los días a tu hijo lo que debe hacer, no hay descanso. Si hoy le dices que debe cepillarse los dientes, mañana se lo debes decir nuevamente, incontables veces hasta que se cree el hábito, y aun así muchas veces no lo querrá hacer, pero sabrá que debe hacerlo".
¿Y si generamos la práctica de decirle a nuestros hijos todos los días lo importantes que son, lo capaces que son, que pueden lograr todo lo que deseen, que cada labor que realizan es maravillosa?
¿Y si les decimos también que deben respetar a los demás, valorar las acciones y tiempos de cada uno, que cada persona es un ser especial a su modo por dentro y por fuera?
Aun así, muchas veces querrán flagelar, pero poseerán la base para mantenerse estables y no habrá nada que los desconcierte.
Tal vez no podamos cambiar la humanidad, pero empezar con nuestro hogar hará que el mundo mejore. Hagamos el esfuerzo, a pesar de nuestros errores, limitaciones y partes desgarradas provenientes del pasado, rompamos paradigmas y dejemos de repetir patrones. La vida es muy maravillosa como para estar ocupado en situaciones negativas, y es única. Y nuestros sucesores estarán muy agradecidos de crecer en un ambiente donde prime la salud mental, aprenderán a reírse de sí mismos, sin menospreciarse, a reír con los demás, pero no de los demás, a salir airosos y más fortalecidos ante las dificultades de vida y tengo fe de que esta buena base irá pasando de generación a generación, haciendo un mundo un poquito mejor.
Por último, Luciano es el niño más maravilloso que pueda existir para nosotros, y le estamos enseñando eso cada día, muy pronto será más consciente de ello y utilizará su belleza tanto interior como exterior para dar luz y amor a muchísimas personas.
Con amor.
Silke
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