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Mr. Klauss

  • Foto del escritor: silkehorn
    silkehorn
  • 22 ago 2024
  • 2 Min. de lectura



Con motivo de celebrar la Semana de los Niños y Niñas, se organizaron una serie de actividades en el colegio de mi hijo mayor. Una de ellas fue una representación teatral en la que los padres fuimos los protagonistas. Fue una experiencia sumamente gratificante, y si tuviera que resumirla en una sola palabra, elegiría "mágica". Presenciar las risas y los gritos de alegría de los niños fue algo invaluable.


Me tocó interpretar a Mr. Klauss, un mono que trabajaba como profesor de ballet en un teatro. Aunque era un maestro dedicado, su humor poco amigable lo hacía impopular entre sus alumnos. Mr. Klauss exigía que sus estudiantes aprendieran rigurosamente los pasos de ballet, sin darse cuenta de que a muchos de ellos no les gustaba ese estilo de baile. Si bien tenían ganas de bailar, preferían explorar otros géneros. A pesar de esto, Mr. Klauss seguía insistiendo en su enfoque. Finalmente, al ver cómo sus alumnos se inclinaban por otras opciones de baile, se sintió profundamente frustrado y cayó en un estado de molestia.


Interpretar a este personaje me hizo reflexionar profundamente sobre las incontables veces en que todos, en algún momento de nuestras vidas, nos convertimos en una versión de Mr. Klauss. Nos encontramos deseando, a menudo de manera inconsciente, que quienes nos rodean compartan nuestros mismos puntos de vista, nuestras opiniones, y adopten como propias las decisiones que de alguna u otra forma tratamos de imponerles.


Cada persona es única y especial a su manera, con su propio enfoque y perspectiva sobre las situaciones que enfrenta. No existe una verdad absoluta; cada individuo interpreta la realidad según sus creencias y vivencias. Por eso, no podemos imponer nuestra visión a los demás, sino que debemos aprender a aceptar y respetar las creencias y puntos de vista ajenos.


Como padres, desempeñamos un papel crucial en la vida de nuestros hijos, guiándolos y moldeándolos para que sigan el camino que consideramos mejor. Esto es completamente natural y necesario, pues durante su infancia somos responsables de su bienestar y formación. Nuestra labor es mostrarles un sendero que les permita crecer como personas íntegras, capaces de dejar una huella positiva en el mundo.


Sin embargo, es importante recordar que, al final del camino, nuestros hijos serán quienes tomen sus propias decisiones. Y cuando llegue ese momento, como padres, nuestra misión será aceptar y respetar sus elecciones, confiando en que les hemos dado las herramientas necesarias para vivir una vida plena y significativa.


Con amor


Silke

 
 
 

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